Mi boca cae abierta, ¿En serio? ¿Cuántas empresas tiene su papá? ¿Acaso es dueño del maldito mundo? – ¿También es de tu padre? Niega con la cabeza y se levanta, camina hacia mí y se detiene a solo unos centímetros de distancia. Lo veo examinar mi cabello y entonces sonríe como si le pareciera gracioso. – Tu cabello se ve bien mojado. Hago una mueca lo que solo hace que sonría más ampliamente. Pero entonces es como si su cerebro le recordara algo y su rostro se ensombrece. – Así que fuiste tú la que se alejó esta vez. Mi boca se seca repentinamente y trago saliva ruidosamente. – No me estaba alejando.
No vi pasar mi vida por delante de mis ojos. En realidad no vi nada además de un montón de colores moviéndose rápidamente, pero se sintió como la caída más larga del mundo. Y entonces estoy en el suelo con una sustancia pegajosa en todo mi cabello y cara. Un poco cae en mis labios y los lamo, pero no puedo evitar hacer una mueca por el sabor. Sip, allí se fue mi hambre. - ¿Estas bien? – Miro hacia arriba y allí está Sebastián con preocupación llenando sus ojos. Me ofrece su mano para levantarme y la tomo sin pensar en ello. - Esto no sabe tan bien como pensé – Murmuro mirando hacia abajo a mi ropa que se está manchando rápidamente con el jugo en el que caí. Mi brazo comienza a temblar y miro hacia arriba para ver a Sebastián riendo silenciosamente, mi brazo moviéndose porque su mano aun esta entrelazada con la mía, la preocupación cambiando por humor ahora que ve que estoy bien. - Me alegro de que pienses que es gracioso.
- ¡Ya basta! - ¡Basta! ¡Déjame en paz! ¡Vete de aquí!– Grito de frustración y le frunzo el ceño, pero no se ve afectado por eso. Solo sigue allí molestándome como siempre, esta vez mucho más molesto que antes. - ¡Dije que te fueras! - ¿Julieta? – Mi mamá entra en la habitación y hace una mueca al verme encaramada en el respaldo de la cama. Ella saca al gato que se había acostado en la cama – Mi cama – y lo acuna entre sus brazos. Lanzo un suspiro de alivio al verme libre por fin del - Posiblemente gato del mismísimo Satanás - y me dejo caer en la cama con toda la gracia que puedo, es decir con cero gracia.
Estaba segura de que estaba de todo menos lista. Forcé una sonrisa y lo seguí hasta la sala al final del pasillo. Por unos momentos pensé que se le había olvidado de esto o que tal vez solo tenía cosas mucho más importantes que hacer que tener que darle clases de baile a una chica descoordinada como yo y esa fue la única razón de que no me comiera todas las uñas de mis manos por los nervios esta mañana. Alex abrió la puerta con una llave y me hizo entrar primero. Jamás había entrado a esta sala y ahora sabía el porqué. Era una especie de sala de danza, del tipo que había visto un montón de veces en las películas cuando ensayaban ballet. A un lado de la sala había grandes espejos en las paredes y vi mi rostro asustado devolverme la mirada. Miré de un lado a otro y mi respiración se comenzó a agitar haciendo que mi pecho se elevara rápidamente.
Manual para aprender a bailar mejor Consejo Nº1: Relájate, solo déjate llevar por la música.
Vero: ¡No puedo creer que lo hiciste! ¿Qué te respondió? Feña: XD Vero: ¡¡¡DIMELO!!!¡¡¡ ESTOY MURIENDO AQUÍ!!! Feña: :P Vero: >o< la curiosidad me está MATANDO!!! >o< Me reí de su respuesta y comencé a tipiar rápidamente en mi celular: Feña: el dijo que podíamos juntarnos después de clases Vero: No puedo creer que le pidieras al chico nuevo que te enseñara a bailar.