También pueden leerlo aquí: http://www.wattpad.com/91159634-a-eso-llamo-locura-capitulo-1
Capitulo 1
Capitulo 1
Gabriel
Salí con una sensación agradable de las clases de trigonometría. Las matemáticas son lo único después de las ciencias que tenían sentido para mí. Muchas cosas habían dejado de tenerlo y ya las había dejado hace tiempo.
Estuve a punto de ir hacia la sala de estudio cuando recordé que debía ir a una estúpida clase de pintura. Había podido salvarme de eso antes debido a la planificación de la exposición de ciencias, pero ya no tenía esa excusa. De haber podido tomar mis electivos antes no habría tenido que quedarme con la única clase donde quedaban cupos. Maldita suerte la mía.
Caminé sin prisa hacia la sala donde se impartía la clase con unas ganas horribles de excusarme y poder ir a estudiar algo que valiera la pena en la sala de estudio, pero no soy de los que se escapan por lo que en su lugar encontré un asiento vacío y me senté.
No era como ninguna otra sala que había visto antes. Los asientos estaban todos apilados en filas como en las otras, pero también había un caballete delante de cada uno. Mire alrededor curioso sobre cómo se hacían este tipo de clases, pero mi observación termino cuando comenzaron a entrar algunas chicas y unos cuantos chicos quienes me miraron con curiosidad ya que era la primera vez desde que había comenzado el semestre que había venido. Los ignoré a todos, solo debía soportar esta clase por los próximos dos meses y medio, y luego ya no tendría que volver a ver a ninguno de ellos.
Cuando parecía que todos habían llegado y la profesora estaba arreglando algo en su computador, la puerta se abrió con un ruido fuerte y una chica rubia con el rostro sonrojado pidió disculpas mientras entraba en la sala sentándose en un asiento vacío en la última fila.
La profesora quien impartía esta clase asintió hacia ella — Como bien saben, esta última semana estamos estado ahondando en el expresionismo – Comentó ella mientras dejaba su computador y se paraba en medio de la sala — Así que tienen hasta la próxima semana para terminar su pintura para continuar con lo siguiente en la clase. ¿Alguna duda sobre eso?
Nadie dijo nada y ella continuó – Sé que hay dos alumnos que no habían venido antes a la clase, todavía no sé quiénes son, pero si esas personas tienen alguna consulta sobre lo que deben hacer, pueden preguntarme ahora o ir a mi oficina los martes y jueves que es cuando estoy disponible.
Dios, esto estaba mal. Sabía que tenía que haberle rogado al decano que me pusiera en basquetbol o incluso yoga habría sido mejor que esto. Jamás en mi vida había sido bueno en nada que tenga que ver con manualidades. Estoy tan muerto.
– Y para los que aun no inician nada, recuerden que tengo conmigo algunos pinceles, pero ustedes deben comprar sus propias pinturas. Ahora quedan en libertad de acción. Pueden terminar sus trabajos – Se sentó en su escritorio nuevamente y comenzó a mover sus manos encima de su computador
— ¿Eres nuevo? – La chica que estaba a mi lado me miró como si yo debiera estar agradecido de que me estuviera hablando.
Asentí con la cabeza y no dije nada más.
— Bueno, soy Teresa y si tienes alguna duda solo puedes preguntarme.
Asentí otra vez.
— Ten – Me pasó unos tubos de pintura y me sonrió – Puedes usarlos por mientras, tengo muchos más en casa, así que puedes quedártelos.
La miré, era del tipo convencional. Bonito rostro. Bonito cabello oscuro – Gracias, pero no es necesario. Te los devolveré en cuanto termine la clase.
Ella se sonrojó – No, no, en serio, no importa. Quiero que te los quedes.
Asentí y enfoqué mi mirada en el papel frente a mí. No quería darle esperanzas sobre algo que nunca iba a pasar.
Puse un poco de pintura en un combinador, luego pesqué el pincel e intente moverlo sobre el papel. No sabía lo que estaba haciendo, pero ¿Qué otra cosa iba a hacer? No quería verme como un vago por no hacer nada. Preferiría hacer el ridículo que quedar como un holgazán.
Solo debieron pasar unos minutos cuando una suave risa comenzó a resonar por toda la sala que por demás estaba en silencio. Había un ruido extraño en el suelo, como si alguien estuviera saltando sobre él. Alcé un poco la cabeza para ver quien hacia tanto ruido cuando vi a aquella chica que había llegado tarde a clases hablando con una otra un poco más allá de donde estaba sentado. Ella gestionaba con sus manos y reía suavemente mientras hablaba con la otra chica. Luego la vi saltar hacia un chico quien la llamaba un poco más cerca y pude escuchar lo que estaba diciendo.
— Creo que si ocupas más colores oscuros en el fondo podrías hacer resaltar un poco más la imagen del frente.
— ¿Tu crees? – Le decía el chico mirándola descaradamente, pero ella parecía no darse cuenta de eso. Siguió hablando entusiasmadamente — Eres nueva, ¿Verdad?
— Uh, si. Fui transferida – Pareció nerviosa por unos segundos, pero se recuperó rápidamente — Ahora veamos – Levantó todos sus tubos de pintura y los inspeccionó uno por uno – Trata primero con el negro y luego da algunos toques con el azul como si estuviera difuminándose y puedes terminar haciendo una mezcla entre azul con blanco para aclararlo un poco y le dé un aspecto más real.
Ella parecía saber mucho. Extraño considerando que era nueva en esta clase. Parecía estar mucho más al corriente que los demás dentro de la sala.
No sé cómo, pero la hora pasó rápidamente y lo único que hice fueron algunas líneas sobre mi hoja. En serio esto no era bueno. Necesitaba una buena calificación si quería obtener el primer lugar de mi promoción. Pero eso no iba a pasar si esta estúpida clase se interponía en mi camino.
Me salté la clase de algebra. Algo que no hacia nunca, pero necesitaba tener un poco de control sobre mí. Fui hasta el gimnasio, tuve que quitarme los lentes sin embargo y no salí hasta que todos los músculos me dolían.
Aun debíamos arreglar un par de cosas para la exposición, así que luego de darme una ducha rápida me reuní con todos los que estaban involucrados para ponernos de acuerdo sobre cómo iba a ir todo este sábado, faltaban solo tres días y todo debía estar perfectamente.
Para el jueves y viernes todos tuvimos que quedarnos hasta tarde alistando hasta el último detalle de la exposición. Era la segunda vez que nosotros estábamos encargados de llevarlo a cabo y no queríamos que pasara lo mismo del año pasado.
Solo tenía un par de clases a las que ir por lo que no necesité de mucho para mantenerme enfocado. Por suerte la clase de pintura solo era una vez a la semana. Dios sabía que no quería meter un pie nuevamente en esa sala al menos en unos cuantos días. No entendía como algunas personas podían disfrutar con ese tipo de cosas.
Las ciencias eran mi vida y lo único que me llevaría hasta donde debía estar.
Capitulo 2
Gabriel
Era como si me estuvieran taladrando la cabeza. La música retumbaba en cada rincón del salón y era imposible escapar de ella.
Puse una mano en mí cabeza e hice lo que pude para evitar que me estallara.
— ¿Era esto necesario?
Horacio me miró y se rascó la cabeza.
— Lo sé, pero era la única forma de que vinieran todos.
Hice una mueca. Horacio tenía razón, si no hubiéramos contratado una banda de música jamás habrían venidos todas estas personas a la exposición de ciencias. Lo sé porque eso fue lo que ocurrió el año pasado. Nadie vino.
Miré alrededor del salón, la luz había sido apagada y solo los focos que iluminaban el escenario mostraban destellos de luz hacia las personas que estaban cerca. No entendía cual era la importancia de la música en un evento tan como este, pero al menos había logrado que más de 200 personas asistieran esta noche.
Estaba orgulloso de todas las personas que habían trabajado en esto. Todas esas noches sin dormir por fin tenían su recompensa. Sin embargo ya había sido suficiente para mí. No me importó que no alcanzara a ver al grupo que había contratado Horacio. La noche para mí ya había acabado.
Dejé todo en manos de Horacio y caminé hasta la salida justo en el momento en el que la banda de música era anunciada por el presentador. Escuché los aplausos de las personas y una suave música comenzar a tocar mientras me dirigía hasta mi auto. Luego no fue más que un suave murmullo que se hacía más débil mientras más me alejaba.
Tres horas después había comenzado finalmente a sucumbir al sueño luego de ordenar un par de documentos que aun habían estado sobre mi escritorio y que me llevó más tiempo de lo que pensé reorganizar. Tomé un gran respiro para luego acomodar más mi cabeza sobre mi almohada cuando el departamento empezó a temblar.
Me levanté de un salto de la cama. No podía estar temblando, no en esta parte del país.
Cuando el sueño se disipó un poco pude darme cuenta de que no era un temblor. Más bien música fuerte que creaba una vibración que hacía temblar las paredes.
¡Qué demonios!
Me puse una polera y unos pantalones junto con mis lentes y caminé decidido fuera de mi departamento. Esto no podía estar sucediendo. No había podido dormir bien en días y esta no era la maldita hora de que alguien estuviera teniendo una maldita fiesta justo al frente de mi departamento. No me importaba que fuera sábado. Necesitaba dormir.
Eran más de las 4 de la mañana por amor a Dios. ¿Quién en su sano juicio sería tan salvaje e insensible como para hacer una fiesta en el medio de un edificio habitado mayormente por personas de mayor edad?
Por eso había elegido vivir aquí. Personas mayores significaban no hijos. No hijos era igual a no ruido ni música a todas horas. No música significaba mas estudio. Y estudio era igual a éxito.
Era todo lo que yo buscaba.
Me paré delante de la puerta de donde venia toda esa bendita música tan alta que de seguro podría hacer estallar los vidrios de los ventanales y toqué furiosamente la puerta, sin importarme ahora que lo estuviera haciendo con demasiada fuerza.
Pasaron unos segundos para que alguien al fin se dignara a responder a la puerta y cuando está se abrió finalmente, me esperaba encontrar cualquier cosa, menos una pequeña rubia con una sonrisa de 10 mil mega voltios en su cara y una mini falda junto con una blusa de encaje que apenas y tapaba lo esencial.
La chica nueva de las clases de pintura.
— ¿Serias tan amable de bajarle un poco a tu música?
Pude haber gruñido un poco pero ella arrugó su frente y se inclinó un poco más cerca para hacer un gesto hacia su oreja.
— No pude escucharte ¿Quieres repetirlo?
Apreté mis manos en puños y me obligué a apaciguar la ira que rugía dentro de mí.
— Si serias tan amable de bajar tu música. Un cerebro descansado es un cerebro que puede funcionar en su máxima capacidad y algunas personas tienen cosas importantes que hacer por el futuro del país.
Ella me estrechó sus ojos y luego se puso a reír. Realmente se estaba riendo. Se estaba riendo de mí. Increíble.
— ¿Qué es tan gracioso?
Dejó de reír abruptamente. Sus labios juntándose de inmediato.
— ¿No estabas bromeando?
Solo la miré. No necesitaba de esto. Tenía que dormir. Y mientras antes esta chica que solo pensaba en si misma disminuyera el sonido de su música mejor.
— ¡¿Puedes bajarle a tu música o no?!
Sus ojos se abrieron — ¡De acuerdo, bien, le bajaré a la música! Pero no te enojes, no es bueno para tu salud.
Mi mandíbula se tensó.
— ¡Érica, podrías bajarle un poco! — Gritó por encima de su hombro.
— ¿Qué? ¿Por qué? — Gimió alguien. Presumiblemente Érica.
— ¡Solo hazlo!
Se escucharon unos abucheos mientras la música era bajada casi a un volumen aceptable de personas semi normales y entonces la chica se volvió para mirarme una vez más.
— ¿Está bien para ti señor gruñón? — Ella parpadeó hacia mí mientras su mano que no estaba sosteniendo la puerta se posaba sobre su cadera.
— Lo está. ¿Pero sabes qué? Te daré un pequeño consejo, si sigues poniendo tu música así de alto vas a perder más de tu coeficiente intelectual. Aunque bueno — Me detuve y le di un vistazo desde sus pies descalzos subiendo por su cuerpo semi desnudo hasta volver a su rostro. Tenía que admitir que tenía un buen cuerpo, pero seguro eso era todo lo que ella era — Más de lo que ya perdiste.
Sus ojos se abrieron y antes de que empezara a gritarme me giré y caminé hasta mi departamento cerrando la puerta con un portazo.
Alison
¿Quién demonios se creía que era?
Cerré mi puerta sin importarme que hiciera retumbar todo el lugar y luego pisoteé hasta el balcón no sin antes detenerme al final de la sala para subir el volumen de la música mucho más alto de lo que estaba antes de que ese idiota viniera a reclamarme.
Eso le enseñará.
Nadie me daba órdenes ni mucho menos me trataba como una tonta. Tal vez lo había sido en el pasado, pero ahora no dejaba que nadie me pasara a llevar. El tiempo en que solo ignoraba lo que sucedía debajo de mi nariz y fingía que todo estaba bien para que nadie se enojara o hiriera sus sentimientos había acabado.
— ¡Siii! ¡Vamos Alison, baila con nosotros!
Me reí y comencé a moverme al ritmo de la música al tiempo que balanceaba mis caderas junto a mis brazos para bailar con mis amigos.
La vibración de la música coincidía con el ritmo de mi corazón y me dejé llevar por la felicidad que eso liberaba en mi pecho. La música era felicidad, no podía si quiera llegar a imaginar mi vida si no existiera la música. Tal vez aun estaría refugiada en casa de mi padres y…
No. No tenía porque pensar en eso. Lo pasado, pisado. Estaba aquí ahora, disfrutando de esta hermosa ciudad y nadie, ni siquiera un chico malhumorado con grandes lentes de nerd iba a arruinarme eso.
Justo cuando estaba a punto de perderme de nuevo en la música nuevamente unos fuertes golpes a la puerta comenzaron a sonar y esta vez no me demoré en caminar hasta la puerta dispuesta a decirle hasta de lo que se iba a morir al gruñón, hasta que abrí la puerta y vi a un tipo uniformado parado delante de mí, toda mi perorata murió en mis labios.
— Nos notificaron sobre ruidos molestos que provienen de este departamento ¿Es usted la dueña?
Tragué saliva y asentí. Bueno, lo era. Al menos por ahora.
— Bien, pues le aconsejo que baje la música o me veré obligado a llegar a medidas más drásticas.
Asentí nuevamente y él se alejó. Cerré la puerta detrás de mí y esta vez caminé hasta donde estaba localizado el computador y detuve del todo la música.
— ¡Hey! ¿Por qué hiciste eso?
— Lo siento chicos, la fiesta terminó.
Todos comenzaron a quejarse, pero dejaron sus vasos en los muebles de la sala antes de despedirse y salir del departamento.
La última en irse fue una de mis amigas quien me puso mala cara antes de salir por la puerta.
— ¿Por qué hiciste eso? La estábamos pasando bien.
— Lo sé. Pero alguien llamó a la policía.
Sus ojos se ampliaron — ¿Qué? ¿Quién? Pensé que habías dicho que casi todas las personas que viven aquí fueron a una especie de paseo para personas mayores.
Y así era. Pero tenía el presentimiento de saber quien había sido y no llegaría a ser una persona mayor antes de que terminara con él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario