lunes, 15 de junio de 2015
Capitulo 6 - Sebastian - #2.5 ¿Solo un beso?
¿COINCIDENCIA?
Le di tiempo. Intenté no llamarla y no seguí intentando que Sofía me dijera dónde estaba. Todavía me sentía un poco molesto, así que intenté no seguir pensando en nada de eso y punto.
Mi padre llegó ayer en la noche y no perdí más tiempo. Me fui en cuanto le di todos los detalles y la memoria donde guardé todos los archivos que había utilizado donde escribí todo lo que hice en estos días. Parecía satisfecho, así que no dijo nada cuando le notifiqué que me iría unos días para ver como andaba el parque de mamá.
El año pasado habíamos tenido una pelea sobre eso y agradecí que eso no pasara ahora, no estaba de ánimos para eso ahora.
— Aquí está todo – Romina puso una montaña de papeles encima de mi escritorio y suspiro cansada – Además claro de todos los documentos electrónicos que están en la red en tu computador.
Estaba bastante seguro de que esta sería una noche larga. No entendía como Romina podía hacer todo esto cuando yo no estaba.
Miro de reojo mi celular por si hay alguna llamada perdida, pero no hay nada además de unos mensajes de unas chicas que prefiero ignorar. Los borro sin leerlos y entonces frunzo el ceño cuando el computador se queda pegado. Luego de apretar unas teclas y que nada pase le pego una palmada a la pantalla.
— Eh, tranquilo allí Hulk. ¿Qué te pasa? Has estado malhumorado desde que llegaste.
Me quedo en silencio apretando el botón izquierdo del mouse para que se arregle de una maldita vez.
— Entiendo. Esto es por una chica ¿No?
Gruño un – No.
No pienso hablar de esto con ella. No es para tanto. Julieta solo se fue sin decir nada. No es como si fuéramos novios o algo.
¡Maldición!
No puedo pretender que no me importa. Le dije que no era un juego para mí y pensé que me había creído, pero tal vez no fue así. Pensó que no me importaría si se iba y no me decía, pero lo hizo.
Más de lo que estaba dispuesto a admitir.
Me avergüenza admitir que he besado a bastantes chicas en los últimos años y no me siento orgulloso de ese hecho a pesar de lo que las personas puedan pensar. Sin embargo, los besos con Julieta son algo fuera de este mundo, como algo que jamás había sentido antes, pero es mucho más que eso.
Y sé que ella también lo siente.
— Lo sabía. ¿Cómo se llama? – Dice Romina con una sonrisa de suficiencia en su rostro.
— No voy a hablar de esto contigo.
Me frunce el ceño – ¿Por qué no?, soy una chica. Jamás creí que te diría esto a ti, ya que siempre pareces tener todo arreglado cuando se trata de las chicas, pero tal vez pueda ayudarte.
¿Siempre tengo todo arreglado cuando se trata de chicas?
Ja, si solo supiera.
— ¿Entonces porque me estas diciendo esto ahora? – Pregunto levantando una ceja.
Me hace una cara de Duh – Porque jamás te había visto así. Así que esto solo debe significar que esta chica te importa más de lo que quieres admitir.
— ¿Qué eres, una adivina?
— Eso quisiera. La cosa es que te conozco. Pones todo de ti cuando algo realmente te importa, como este parque por ejemplo, y te enoja cuando no resultan.
Mi celular empieza a sonar y rápidamente contesto esperando a que sea Julieta.
No lo es sin embargo.
— Será mejor que no repitas esto ni a una sola otra alma o yo misma me aseguraré que no vuelvas a hablar de nada nunca más en tu vida.
Romina me mira con curiosidad cuando empiezo a sonreír.
— ¿Qué sucede?
Sofía exhala ruidosamente y luego se lanza a hablar– Te voy a decir donde esta Julie, pero solo porque la quiero mucho y está siendo muy terca. Necesita un pequeño empujón. Pero antes necesito saber de primera fuente si realmente te gusta. Como gustar, gustar, ya sabes. Esto es realmente importante.
Tomo un profundo respiro consciente de que Romina esta justo a mi lado en su propio escritorio y que estoy a punto de decir esto por primera vez en voz alta.
— Nunca nadie me había gustado como ella.
Sofía suspira en el teléfono— Bien, supongo que es suficiente. Necesitaba saber que no estabas jugando con ella.
— Nunca haría eso con ella.
— Está bien, pero si ella se llega a enterar de que te lo dije va a odiarme y...
— Sofía, no le diré. Lo prometo.
— De acuerdo entonces – Exhala otra vez como si le costará demasiado decir las palabras – ¿Conoces esa playa que está como a dos horas de la ciudad?
Frunzo el ceño dándome cuenta de adonde quiere llegar – Si.
—Pues es allí donde están, yo también así que puedo darte la dirección exacta si quieres.
Increíble. Rose está aquí.
¿Es esto una simple coincidencia?
A la mañana siguiente cuando la vi allí llena de esa cosa que le cayó encima de la cabeza no pude más que echarme a reír. Lo que la hizo fruncir los labios, claro.
Así que después de un desagradable encuentro con el dueño del puesto en donde Rose había caído me ofrecí a llevarla, ¿Dónde? Ni siquiera preguntes, no estaba pensando, el solo hecho de tenerla tan cerca me hacia olvidarme hasta de pensar.
¿Debíamos hablar de lo que había pasado? ¿O simplemente íbamos a hacer como si nada hubiera pasado?
Estaba tan concentrado en eso que casi pasé por alto que ella estaba allí en mi auto y que ni siquiera le había dicho una palabra.
No es hasta que ella me pregunta hacia dónde vamos, que mi mente vuelve al presente y puedo volver a pensar con claridad —Lo siento — Digo — No estaba pensando, estaba conduciendo hasta el departamento donde me estoy quedando.
La miro de soslayo y la observo mordiendo su labio inferior con nerviosismo. Dios, necesito bajarme de este auto ya.
Por suerte llegamos relativamente rápido, ya que estaba realmente apurado, y cuando me bajo del auto no puedo dejar de notar que observa los departamentos con una mirada extraña en su rostro. Me acerco a ella preocupado de que se haya arrepentido de venir conmigo y odiándome por no haberle hablado más en el trayecto— ¿Qué pasa?
Pero ella solo mira hacia atrás y luego a mi relajando su rostro —Nada —Dice caminando hacia las puertas del edificio dejándome atrás —No pasa nada.
Bien, eso fue extraño.
Pero no insisto porque hay cosas más importantes con las cuales tratar y la primera de ellas es que pueda limpiarse bien.
Tan pronto como entramos ella se queda parada en la entrada como si no quisiera ir más allá. Me arriesgo y tomo su mano para llevarla hacia el baño. Su calor envuelve toda mi mano y luego serpentea a través de mi brazo y hacia todo mi cuerpo.
Suspiro y dejo ir su mano con reluctancia para que pueda sentarse en la tasa del baño. Agarro una toalla y la humedezco un poco con agua tibia para luego agacharme frente a ella. E intento no mirar directamente sus labios, aunque están justo allí. No besarla en estos momentos debe ser la cosa más difícil que he hecho en mi vida.
Trago el nudo en mi garganta. Fijo mis ojos en los suyos y paso suavemente la toalla por su frente, sus mejillas, su nariz, mi respiración se vuelve más dificultosa con cada toque, pero es cuando roso sus labios que el mundo parece detenerse y si no fuera porque ella detiene mi mano estoy seguro de que me habría quedado allí para siempre hipnotizado por sus profundos ojos cafés, o al menos todo el tiempo que ella me hubiera dejado.
La dejo sola para que pueda lavarse el cabello y me dejo caer en el sillón de la sala. Paso una mano por mi cabello sintiéndome frustrado conmigo mismo. ¿Acaso estoy perdiendo la razón? ¿Por qué ella me afecta tanto?
Mi celular suena con una alarma de mensaje y lo saco de mi bolsillo trasero para ver que Sofía me envió un mensaje.
Lo leo rápidamente y entonces sonrio.
Son las indicaciones para llegar al departamento de Julieta.
El departamento que está justo al cruzar la calle...
Ahora entiendo porque se puso así cuando llegamos.
Le escribo devuelta dándole las gracias, y es entonces cuando siento los pasos de Rose hacia la sala.
Quito mis ojos de mi celular y la miro — ¿Te encuentras mejor?
—Sí, pero debo irme, les dije a mis padres que los alcanzaría en unos minutos.
Asiento, preguntándome si debo decir algo ahora o solo debo dejar que se vaya, pero antes de que pueda decidirlo del todo ella detiene su caminata hacia la puerta y me mira.
— ¿Qué estabas haciendo en el parque? Creí que debías supervisar el local hasta que llegara tu papá.
Paso una mano por mi pelo nuevamente y dejo el celular sobre la mesa así puedo concentrarme en lo importante.
—Lo hizo, llegó ayer en la noche, así que vine a hacer lo que hago siempre al final del verano.
— ¿Subirte a un montón de juegos mecánicos? – Lo dice con una sonrisa y yo también sonrio a medias, pero solo para su beneficio. No creí que alguna vez tuviera que decirle esto a alguien—No, hacerme cargo del parque.
Intenta ocultar su asombro, pero puedo verlo en la forma en la su expresión cambia— ¿También es de tu padre?
Niego con la cabeza, no quiero hablar de eso ahora. No quiero hablar de mi padre y como se deshizo de todo lo que alguna vez perteneció a mi madre, cualquier cosa que le hiciera recordarla, como si quisiera borrarla permanentemente de nuestra vida.
Y casi lo hizo. Los pocos recuerdos que tengo de ella son pocos y borrosos. Si no fuera por esa única fotografía que Romina tenía y que me dio a mí, no estoy seguro de que podría recordar su rostro.
Me levanto del sillón y camino hacia ella deteniéndome solo cuando estamos los suficientemente cerca como para captar el calor de su cuerpo. Quiero decirle algo importante como que realmente la extrañé estos últimos días, pero su cabello me distrae lo suficiente como para que lo salga de mi boca en realidad sea: —Tu cabello se ve bien mojado.
Sí, que bien. Eso es lo mejor que puedes decir, idiota. Me reprendo.
Pero entonces ella hace una mueca y me olvido que lo que dije fue una idiotez. Sonrio ampliamente preguntándome como es que pasé por alto a esta chica durante tanto tiempo.
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