domingo, 1 de marzo de 2015

Consejo Nº11 (¡Cállate y Baila Conmigo!)

Consejo Nº11:
Reduce el estrés en tu vida


El sábado salí a trotar, estuve despierta desde las 6 de la mañana pensando si debería hacerlo o no, ni siquiera me despertaba a esa hora para ir al colegio y ahora solo no podía seguir durmiendo por más tiempo. Me sentía inquieta en la cama. Quería levantarme, pero algo me retenía. Finalmente a eso de las 7:30 por fin pude reunir el valor suficiente para vestirme y salir.

No era que estuviera asustada de encontrarme con Alex. Bueno, tal vez un poco. Era más porque sabía que él no estaría ahí para trotar juntos y se sentiría extraño. Ya no sería lo mismo. 

Llené mi botella con agua y empecé a estirarme en la entrada de la casa. Solo había unas cuantas personas cuando empecé a trotar, y una pequeña llovizna que mojaba el suelo por donde pasaba.

Comencé a mover mis piernas yendo lento en un principio pasando un par de casas y acelerando unos segundos después. Una calle después vi una sombra corriendo hacia mí y lentamente desaceleré.

Mi corazón dio un vuelco.


Era Alex. Trotando. Hacia mí. 

— Hola — Dijo en cuanto se detuvo frente a mí.

Lo miré, parecía cansado, como si hubiera estado corriendo desde hace horas. Llevaba el mismo buzo azul que solía llevar cuando trotábamos y mi pecho se apretó con nostalgia.

— Hola.

No sabía que mas decir, así que me quedé allí parada como una tonta. Me di cuenta de que jamás me había sentido incomoda cuando estaba junto a él… hasta ahora. Él había sido la única persona además de Verónica con la que no había tenido problemas para hablar desde el principio.

Pero después de esa conversación que tuve con Vero ya no sabía cómo actuar frente a él.

— Pensé que ya no saldrías a trotar — Murmuró.

Era tan extraño verlo sabiendo la verdad sobre mis sentimientos. Tal vez no se lo había admitido a mi mejor amiga en voz alta, pero eso no quitaba el hecho de que fuera verdad.

— Tengo que hacerlo — Dije aclarando el nudo en mi garganta — Con todo lo del concurso y eso.

— Si, es cierto. Así que...ah — Rascó su cuello como buscando las palabras correctas y me miró — Los vi ayer, bailando, quiero decir. Creo que lo hicieron bastante bien.

— Gracias.

— Entonces supongo que ya se decidieron por la salsa.

Tomé un gran sorbo de agua antes de responder — Sip, parece ser lo nuestro.

— Lo suyo — Murmuró apartando la mirada. Lo dijo tan despacio que en realidad no estuve segura de lo que había dicho.

Tampoco entendí su reacción, un segundo estaba hablando conmigo y al siguiente ni siquiera podía mirarme. 

Unos segundos pasaron y yo ya había tenido suficiente de esta conversación incomoda. Además, cada vez que lo veía mi estomago quedaba reducido a un montón de nudos.

— Bueno, tengo que llegar a casa antes de que Miguel se despierte y se coma todo el pan.

¿Por qué dije eso? Dios, estoy delirando.

Pero Alex apenas y se dio cuenta de lo que dije. Me dio un asentimiento mirando encima de mi hombro y me escapé lo más rápido que pude corriendo hasta mi casa sin mirar atrás. 

Cuando llegué estaba sudando como nunca en mi vida y fui directo a bañarme. 

No hice nada el resto del día salvo estudiar para un examen de biología. Es todo lo que pude hacer para mantener mi mente ocupada. Y estudié tanto que estoy segura de que ya me sabía todo al derecho y al revés.

El domingo no fue diferente, salvó que cuando salí a trotar en la mañana no vi a Alex.

El lunes todo marchó con normalidad, fui a todas mis clases y puse mucha atención porque me estaba costando más de lo normal entender lo que estaba explicando el profesor. Así que tomé un montón de apuntes y pregunté todo lo que tenía que preguntar.

Algunos profesores se me quedaron mirando un segundo completo antes de responder como si jamás hubieran escuchado mi voz en clases. 

Supongo que en cierto sentido así era.

De todas formas, todo iba bien hasta que el ensayo con Marco después de clases terminó. 

Estaba guardando unas cosas en mi bolso mientras Marco estaba en los camarines buscando algo que se le había perdido, cuando Alex entró llevando una hermosa polera gris sin mangas que dejaba poco a la imaginación y un buzo oscuro con una raya blanca en el borde. Empezó a caminar hacia los parlantes hasta que me vio y entonces se detuvo.

Pensé que iba a saludarme o algo, pero solo se quedo allí como si estuviera pensando intensamente en algo. Lo vi tragar saliva y nos quedamos mirando hasta que una chica llegó corriendo y lo tomó del brazo.

No era cualquier chica. La chica de su curso de baile. 

La chica con la que estaba ese día en el patio.

— Lo siento, estaba dando un examen — Dijo sin aliento.

Ella era tan hermosa. Ni siquiera me notó, pero yo no pude evitar no mirarla. Tenía grandes ojos azules y cabello largo y ondulado. Tenía sentido que a Alex le gustara. 

Marco entró interrumpiendo mis pensamientos y tomó su bolso para irse. Entonces vio a Alex y sus ojos brillaron.

— La sala es toda suya — Lo palmeó en la espalda y le sonrió – Me alegra que hayan entrado en el concurso también.

No estuve segura de si lo decía en serio o no. Era difícil decirlo.

Alex no le devolvió la sonrisa y ni siquiera lo miró. 

— Vamos Feña, me hiciste sudar tanto que necesito urgente una ducha.

No me atreví a volver a mirar a Alex mientras Marco ponía su brazo sobre mis hombros y salíamos por la puerta hacia el patio. Sentí sus ojos en mi espalda, pero no sabía si era verdad o mi mente ociosa imaginando cosas.

Ellos iban a estar dentro del concurso también. ¿Era por eso que los había visto juntos ese día? 

Si era solo por eso, entonces eso significaba que ellos no…

Sacudí mi cabeza, no tenía sentido que siguiera pensando en lo mismo. 

¿Por qué no iban a estar juntos? Ambos tenían un montón de cosas en común y de seguro pasaban muchas horas juntos por las clases que compartían.

Tenía que concentrarme si quería hacerlo bien. Y si eso significaba que tenía que sacarme a Alex de la cabeza entonces estaba decidida a hacerlo.

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