domingo, 24 de mayo de 2015
Capitulo 4 - Sebastian - #2.5 ¿Solo un beso?
Agridulce
— Y este día no hace más que mejorar — Murmura Julieta haciéndome sonreír.
La forma en la que habla de alguna manera siempre me hace sonreír. De hecho he sonreído más en estas semanas que en toda mi vida. Ella es inteligente y divertida. Sus palabras se quedan tanto conmigo que incluso me he encontrado recordando nuestras conversaciones cuando no puedo dormir.
Es tan bueno verla que tengo que detenerme de enrollar mis brazos a su alrededor de la forma en la que quiero. En su lugar deslizo mis manos en los bolsillos de mi chaqueta y la miro.
Conduje hasta aquí con el simple objetivo de poder verla. Podría haber mentido y decirme a mí mismo que no sabía adónde estaba conduciendo.
Pero habría sido inútil. Cada célula de mi cuerpo lo sabía.
No la había visto desde hace días. Desde el día en que la había dejado en su casa había tenido cuidado de ir al local solo cuando ella no estaba.
No había sido fácil. Sentía que iba a explotar. Pero sabía que estaba haciendo lo correcto. Cada vez que estoy cerca de ella, la atracción que siento se hace más fuerte. Quería quedarme hablando con ella por horas, saber todo sobre ella. Quería ver sus labios mientras los fruncía — Aunque me mataba cada vez — Quería besarla y sentir sus brazos a mi alrededor.
Pero todas esas eran cosas que ella ya hacía con alguien más. Tenía que recordar eso.
Pero una parte de mí — La parte masoquista, supongo — Quería ver si ella estaba aquí o había salido con su novio. Quería convencerme de que estaba haciendo lo correcto.
Al principio solo quería bajarme y hablarle, pero parecía tan pérdida en sus pensamientos, con su cabeza apoyada en sus manos que no quise asustarla. Toqué la bocina un par de veces hasta que ella levantó su cabeza y sus ojos intentaron adaptarse a la luz del sol.
La miro e intento suprimir mi risa recodando como había mirado cada ventana de su casa comprobando si se había quedado alguna abierta.
— Así que — Digo casualmente — ¿Estas pensando en dormir aquí afuera?
Me da una sonrisa, pero puedo darme cuenta de que es forzada — Claro que no ¿Por qué preguntas?
— Vamos, has estado sentada aquí más de media hora — Intento no reírme mientras hablo, pero es difícil.
Me mira hacia arriba estrechando sus ojos — ¿Estas acosándome? — Si ella solo supiera. Me bajé del auto con la intención de ayudarla, pero mis intenciones eran un poco más egoístas que eso. La verdad era que solo quería estar con ella.
Parpadea un poco más para verme. Yo solo puedo ver sus ojos contra la luz del sol, y parece como si fueran dorados con pequeñas motas de marrón oscuro.
— Acosar es una palabra demasiado fuerte — Digo — Solo estaba dando una vuelta y entonces te vi sentada allí con los ojos cerrados sin hacer nada.
Empuja sus labios hacia adelante haciendo que me sea casi imposible concentrarme
— Y entonces te quedaste viéndome durante media hora. Eso es acosar.
— Solo tenía curiosidad de saber que intentabas hacer, y ya que estoy aquí, déjame adivinar ¿olvidaste tu llave y ahora no puedes entrar?
Hace una mueca, pero sigo hablando amando la forma en la que sus ojos se estrechan— ¿No lograste entrar por las ventanas? Porque estaba seguro de que podrías.
— Solo estoy esperando a mis padres que llegaran en cualquier momento.
— Buen intento, pero ya sé que tus padres se fueron y no regresaran hasta mañana en la noche.
Sus ojos se abren en total sorpresa ante eso— ¿Cómo rayos sabes eso?
— Tengo mis fuentes — Me encojo de hombros no queriendo decirle exactamente como lo supe. Hasta yo sé que eso es un poco como un acosador.
— Bueno, pues deberías hablar con nuevas fuentes porque estas están completamente equivocadas. Mis padres estarán aquí en solo unas horas.
Ella habla seriamente, pero ya sé la verdad, además ahora que hemos hablado mas puedo decir por la forma en la que sus palabras salen apresuradamente de sus labios que no está diciendo la verdad.
— Estoy bastante seguro de que no lo están, pero ya que insistes entonces supongo que no te opondrás a que me quede contigo hasta que ellos lleguen — Sin esperar a que responda me siento rápidamente a su lado en la escalera. Tengo que disimular que estar tan cerca de ella en realidad no me afecta, pero es jodidamente difícil.
Debería irme. Sé que debería hacerlo, pero no puedo hacerlo. Yo solo... no puedo.
He extrañado tanto hablar con ella que se estaba volviendo vergonzoso.
— ¿Como está tu brazo? — Pregunta de repente sacándome de mis pensamientos. La miro de reojo, pero su vista está centrada en algo más frente a ella. Casi parece que no está evitando verme. Sonrío.
— Bien, de hecho tenías razón, necesitaba puntos y una amiga que es enfermera me ayudó con eso.
Magdalena no me hizo ninguna pregunta cuando llegué a su casa, solo me miro y me dijo que si era algo que ella necesitara saber. Negué con la cabeza y ella me hizo pasar a su sala donde puso cuatro puntos en mi hombro.
— Estoy segura de que si — Sus palabras están llenas de sarcasmo y aunque no quiero pensar en eso, creo oír un poco de celos.
Intento reprimir todas las sensaciones que el pensamiento provoca en mí, pero no puedo evitar sonreír.
— Créeme, no es lo que piensas. Es una vieja amiga que trabaja en la clínica a la que solía ir cuando era más pequeño. Aunque tal vez tenga la edad suficiente para alguna de sus nietas.
Estoy bromeando, claro. No creo que pueda concentrarme en otra chica ahora. Ella es la única que ocupa mis pensamientos en estos momentos y creo que lo será hasta mucho después.
Julieta rueda sus ojos ante mi pequeña broma y entonces nuevamente empuja sus labios hacia adelante.
Mi respiración se vuelve más rápida mientras mis ojos se atascan en sus suaves y rosados labios, pero ella no parece darse cuenta de mi propio tormento personal.
Si ella lo hace otra vez, voy a explotar. Ni siquiera puedo concentrarme apropiadamente en nuestra conversación.
— Así que — Sus ojos aun no se encuentran con los míos y ahora mismo pienso que es lo mejor — Aun no entiendo porque estas aquí cuando podrías estar de vacaciones en otro lugar.
— ¿Por qué? — Ella quiere que le diga porque no me fui, pero no hay forma en el infierno que le diga que ella es la razón principal — ¿Así estarías sola esperando a tus padres hasta mañana en la noche?
La miro mientras hablo y ella lo hace otra vez. ¡Maldición! Sus hermosos labios se presionan juntos nuevamente y ya no puedo soportarlo más, me inclino y susurro en su oído inhalando su suave aroma.
—No deberías seguir haciendo eso — Parece como si no supiera de lo que estoy hablando así que continuo — Lo de tus labios — Aclaro.
Dios, me está distrayendo como el infierno.
Ella se queda quieta por un segundo y entonces me sobresalto cuando se levanta de un salto de la escalera para quedar parada frente a mí.
— ¿Sabes qué? — Dice atropelladamente — Tienes razón. Dejé mis llaves dentro, cerré todas la ventanas antes de salir y mis padres no van a llegar hasta mañana en la noche. ¿Contento?
Me rio, feliz de que por fin lo haya admitido así puedo ayudarla. Rápidamente llamo a un cerrajero que me había ayudado en el pasado y nos sentamos nuevamente esperando a que llegue.
— Sabes — Le digo — Solo debería haber forzado la puerta o algo así.
O haberla invitado a mi casa. Pero no digo eso. Aunque la idea pasó por mi cabeza más de lo que me admitiré a mí mismo.
— ¿Eso no es ilegal?
¿Invitarla a mi casa?
No, lo de la puerta.
— Todo es legal cuando los policías no están presentes — Digo negando con la cabeza. Una risa sale de ella, pero se detiene casi de inmediato cuando tapa su boca con su mano.
Me quedo mirándola fijamente mientras mi corazón golpea tan rápido que siento como si fuera a escapar de mi pecho de un momento al otro.
— ¿Qué? — Pregunta mirando a cualquier lugar menos a mí.
— Te hice reír — Siento mis labios curvarse en una sonrisa de esa forma presumida que sé que ella odia.
— Claro que no.
— Claro que sí.
— No.
— Lo hice. Admítelo Rose — En este punto creo que estoy sonriendo más ampliamente de lo que he hecho nunca— Piensas que soy divertido.
Rueda sus ojos, pero creo ver un atisbo de sonrisa en su rostro — Eres tan presumido, y ¿Por qué sigues llamándome así? Tengo nombre ¿Sabes?
— Lo sé y me gusta tu nombre — De hecho, no entiendo porque se ha empecinado en que todos la llamen Julie cuando su nombre es perfecto así como es.
— Pero a ti no — Continuo — Y realmente no me agrada el diminutivo con el que todos te llaman. Así que no me dejas otra opción más que llamarte por tu apellido.
— Además — Sonrio como un tonto mientras la miro — Rose no te queda tan mal. Eres como una rosa, hermosa y con espinas.
Intenta golpearme en el brazo, pero rápidamente agarro su puño con mi mano y trabo mi mirada con la suya, mi sonrisa desaparece a medida que mis ojos se centran en los suyos. El aire parece hacerse más espeso mientras nos miramos. Entonces ella se mueve más cerca, algo que no había esperado en lo absoluto y es suficiente para que mi cerebro haga corto circuito. Me acerco a ella sin un segundo pensamiento sobre eso. Pero cuando comienzo a inclinarme me tenso recordando que no debo hacer esto.
Me mata, pero no puedo hacerlo. Me gusta ella, me gusta quien soy cuando estoy con ella, como me siento, no tengo que esforzarme por ser alguien más, soy más yo mismo cuando estoy con ella que en cualquier otro momento y con cualquier otra persona.
Pero ella tiene novio. Sé que si yo tuviera la suerte de ser su novio movería cielo y tierra para encontrar al idiota que se atrevió a siquiera pensar en besarla.
Con toda la fuerza de voluntad que me queda, me alejo de ella.
Aunque es lo último que quiero en este momento.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario